Estados Unidos fue escenario de los acontecimientos que dieron origen al Día del Trabajador: los estadounidenses no festejan el Día del Trabajador el 1 de mayo, sino que lo hacen el primer lunes de septiembre y lo denominan 'Labor Day'.
No fue hasta 1884 cuando la Federación de Sindicatos y Organizaciones Gremiales de EEUU y Canadá instó a los trabajadores a realizar la jornada de 8 horas a partir del 1 de mayo de 1886. Y, en efecto, esta decisión fue apoyada tanto por los sindicatos anarquistas como por la Noble y Sagrada Orden de los Caballeros del Trabajo ("Knights of Labor"), una asociación que luchaba por los derechos de los trabajadores pero que rechazaba la huelga como mecanismo de presión.
El 4 de mayo de 1886 se inició la conocida revuelta de Haymarket: una manifestación que tuvo como resultado la encarcelación y la condena a muerte de 8 sindicalistas anarquistas.
Y así fue como en 1889, inspirada por la determinación de los "mártires de Haymarket", Francia instauró oficialmente el 1 de mayo como el Día del Trabajador. Conmemoración a la que progresivamente fueron adscribiéndose otros países, entre los cuales no figura Estados Unidos.